martes, 20 de septiembre de 2011

Recuerdo como si fuera hoy, mis primeras bailarinas. Eran rosas, preciosas...yo quería ponermelas a todas horas y todos los días, daba igual que mi madre me vistiese de verde que de rojo , yo siempre con mis bailarinas rosas.
Tenía unos zuecos rojos con suela de madera y otros azules, como me gustaba caminar por el pasillo de casa para escuchar su sonido, aunque a mi padre se le pusiese el pelo de punta cada vez que me veía con ellos puestos.
Llegó la adolescencia y como toda joven moria por unos buenos taconazos.
Pero sin duda los que quedan en mi memoria son unos marrones tipo salón; la noche que me los puse el hombre de mi vida me dijo esa frase tan esperada: " Te quieres casar conmigo"?.

Esos zapatos siguen hoy en mi zapatera y cuando los veo recuerdo esa mágica noche.
Tuve muchos que pasaron por mi vida sin pena ni gloria...
Me acuerdo de otras bailarinas azules de ante con un gran lazo que me regaló mi abuela antes de subir al cielo, o aquellos negros que me compró mi chico las primeras navidades que pasamos juntos.

Sin lugar a dudas en mi memoria quedan los zapatos de mi boda ...lo que disfrutaron los zapatos ese gran día.
Han pasado los años y sigo teniendo zapatos que cada vez que me los pongo me traen muy buenos recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario